Pieza del mes - Julio 2018 - Museo Santa Clara
Custodia tipo sol
Anónimo
Plata dorada, martillada, cincelada y fundida
51 x 28.5 cm
Siglo XIX
En la religiosidad católica, las custodias son un símbolo eucarístico con una larga historia en las prácticas devocionales en torno al cuerpo de Cristo. Sus orígenes se remontan al siglo XIII cuando surgieron como una forma de exponer el Sacramento durante la adoración de los fieles. Si bien este elemento litúrgico es de larga data, no fue sino hasta el Concilio de Trento (1545-1563) que su culto se regularizó. En este concilio se concluyó que la adoración, conocimiento y participación de los fieles y el clero en la veneración del Sacramento era un deber que podía cumplirse mediante el uso de este elemento, labrado en la mayoría de los casos en plata y piedras preciosas. La disposición establecida en el Concilio de Trento permitió un mayor desarrollo de la custodia, que se diversificó en una gran variedad de estilos y formatos. Así, es posible encontrar custodias monumentales y fijas, como la realizada por Juan de Arfe entre 1580 y 1587 para la catedral de Sevilla, o de modalidad portátil, para exposiciones y bendiciones del sacramento en procesiones o durante la Eucaristía. Estos últimos ejemplares, aunque pequeños, suelen estar ricamente decorados.
En el caso de la América colonial las custodias más difundidas fueron las portátiles, puesto que su formato permitía un fácil transporte por las diferentes regiones en que se dieron procesos de evangelización; se conoce a estas como custodias tipo Sol. Mediante la figura solar, este elemento litúrgico simboliza la idea de Cristo como “sol de justicia” y “luz verdadera”; la figura recuerda también las diferentes creencias solares de las religiones indígenas.
Generalmente, las custodias se componen de tres partes: 1) una base circular, 2) un astil y 3) un viril. El viril, corresponde a la parte circular superior de la custodia, decorada por rayos con joyas preciosas. En algunas ocasiones, las custodias ostentan símbolos religiosos en los rayos o en el astil, como en el caso de La Lechuga, custodia perteneciente a la colección del Museo de Arte Miguel Urrutia del Banco de la República.
La custodia del Museo Santa Clara se elaboró en el siglo XIX. En su base se aprecia una ornamentación con una serie de figuras antropomorfas; el astil, de formas curvilíneas, sostiene un viril con ráfa*ga de rayos solares. Esta parte está decorada con piedras de imitación. En la parte superior, una pequeña cruz indicaría la relación de esta pieza con Cristo, con su cuerpo y con la liturgia de la Eucaristía.
