La teoría de la demanda de Marshall es esquemática e incompleta y se concentra en la demanda de un bien, o un grupo de bienes, frente a un entorno vagamente definido (2024)

La teoría de la demanda de Marshall es esquemática e incompleta y se concentra en la demanda de un bien, o un grupo de bienes, frente a un entorno vagamente definido (1)UNIVERSIDADDE ALCALA
DEPARTAMENTODE FUNDAMENTOS DE ECONOMIA E HISTORIA ECONOMICA
Historiadel pensamiento Económico
Profesor: C.M.Gómez Gómez

Alfred MarshallLa teoría de la demanda de Marshall es esquemática e incompleta y se concentra en la demanda de un bien, o un grupo de bienes, frente a un entorno vagamente definido (2)


    1. Introducción
    2. ConcepciónGeneral del valor y los Precios:

      2.1. La Teoría de la Demanda
      2.2. La Teoría de la Oferta
        2.2.1 La teoríade la oferta de largo plazo
    3. Equilibrio de Mercadoy Períodos de Análisis
AlfredMarshall:la oferta y la demanda

Ninguna introducción a Alfred Marshall puede superar ala aportada por uno de sus discípulos más brillantes, JohnMaynard Keynes en su biografía publicada el año de lamuerte de su maestro (1924) y de la que tomamos los siguientes apartadosa modo de introducción:

"Igual que sus colegas, Henry Sidgwick y James Ward en la cátedrade ciencias morales de Cambridge durante las últimas décadasdel siglo XIX, Alfred Marshall pertenecía a la tribu de los sabiosy los pastores; ahora bien, dotado como ellos de una doble naturaleza,era también un científico. En su condición de predicadory pastor de hombres no poseía nada especial que lo elevara por encimade otras naturalezas afines. En su condición de científicofue en su campo, el más grande que el mundo conoció en untodo un siglo. Sin embargo, le gustaba dar preferencia al primer aspectode su naturaleza. Este yo (pensaba) debe dominar, el otro servir. El segundoyo buscaba el conocimiento por el conocimiento; el primero subordinabalos fines abstractos a las exigencias de un progreso práctico. Losojos penetrantes y las alas inquietas del águila eran a menudo llamadasa tierra para cumplir el voto del moralista.

Pero, bajo otro aspecto, esta duplicidad constituyó una ventajaabsoluta. El estudio de la economía no parece que requiera dotesespecialmente relevantes. ¿No es acaso, en el aspecto intelectual,una materia extremadamente fácil, en comparación con losestudios más elevados de la filosofía o de la ciencia pura?Y, sin embargo, un buen economista, o simplemente competente, es una auténticarareza. Materia fácil en la que pocos destacan. Tal vez, la paradojaencuentre su explicación en el hecho de que, en economía,el maestro debe poseer una rara combinación de dotes. Debe alcanzarun nivel elevado en distintas direcciones, combinando capacidades que,a menudo, no posee una misma persona. Debe ser, en algún modo, matemático,historiador, estadista, filósofo; manejar símbolos y hablarcon palabras; contemplar lo particular bajo el prisma de lo general, abordarlo abstracto y lo concreto con el mismo vuelo de la idea. Debe estudiarel presente a la luz del pasado y con la vista puesta en el futuro. Sumirada ha de abarcar todas las partes de la naturaleza y de las institucioneshumanas. Debe ser, simultáneamente, interesado y desinteresado;distanciado e incorruptible como el artista, y no obstante, a veces, tanpegado a la tierra como el político. Si no plenamente, síen muy buena parte, Marshall poseía ese ideal poliédrico.Pero, por encima de todo, esta variedad de educación y de naturalezale otorgaba el don más esencial de cuantos le son precisos al economista:era en sumo grado historiador y matemático, estudios, a la vez,de lo particular y de lo general, de lo temporal y lo eterno." (Keynes,Ensayos Biográficos, p.185)

Nuestra exposición, menos ambiciosa, se concentrará sóloen algunos aspectos fundamentales de la obra principal de Marshall:Principlesof Economics, 1890. Esta obra, sorprendentemente rica y sutil, desafíauna presentación general y cualquier intento de resumen. Cualquiersíntesis, delante de tal densidad, y cualquier selecciónde algunos temas corre el riesgo de parecer reduccionista. La ambiciónde Marshall, así como sus preocupaciones por la relevanciapráctica sin renunciar a una sólida orientación teórica,son circunstancias que ayudan a explicar el grado de complejidad de laobra, y porqué razón, para un observador desprevenido, losPrincipios pueden parecer faltos de coherencia y de lógica interna.Marshallera un matemático competente y emplea las técnicas algebraicasy geométricas para analizar situaciones concretas a partir de supuestose hipótesis establecidos con precisión. Sin embargo, el autorno se daba por satisfecho con el estudio puramente mecánico de lastendencias y los equilibrios. Marshall era, por encima de todo ello,un hombre realista, plenamente consciente de la complejidad de la vidaeconómica, dotado del rigor necesario, pero también convencidode que la realidad nunca se dejaría encerrar en los límitesestrechos de un modelo. Además tuvo la suerte de ser comprendidopor un público cultivado de hombres de negocios, empresarios y políticos,para quienes escribió su obra. Por eso, relegará los desarrollosmás técnicos a las notas de pie de página y a losapéndices matemáticos dando a veces la impresión deque escribió dos libros: uno con el texto principal y otro con lasecuaciones, las notas al margen y todo lo demás.

Sin ánimo de abarcar toda la obra de Marshall, y aun menosla contenida en los principios, en estos apuntes nos limitaremosa ver con algún detalle la teoría de los precios.

2. ConcepciónGeneral del valor y los Precios:

Los elementos que gobiernan el valor se deben buscar, de una parte,en la utilidad aportada por los bienes consumidos, y, de otra, en los esfuerzosy sacrificios implicados en la producción. Estas satisfaccionesy costes subjetivos son susceptibles de una evaluación por partedel mercado: el dinero da una medida de las mismas. De este modo, en elmercado, la utilidad gobierna la demanda y los costes gobiernan la oferta.Estas dos hojas de la tijera, como dice Marshall, determinan losprecios. Nosotros las analizaremos en su orden.

2.1La Teoría de la Demanda

La concepción marshaliana de la demanda difiere fundamentalmentede la concepción clásica. Para los clásicos, la demandase refiere a cantidades necesarias para satisfacer necesidades particulares.Hay así "una demanda de subsistencia" para alimentar la población,una "demanda de trabajo productivo" correspondiente a la acumulacióndeseada de capital, una "demanda efectiva que permite la remuneraciónde los factores a sus tasas naturales y hace entonces venir los bienessobre el mercado, una "demanda de bienes de lujo y de trabajo improductivo"eventualmente para garantizar desembolsos suficientes, etc. De esta concepciónresulta dos consecuencias. La primera es que la demanda no es un conceptogeneral. Existen demandas correspondientes a campos particulares y poniendoen juego comportamientos específicos que se deben articular, peroque son, de partida, distintos. La segunda es que las demandas estándifícilmente relacionadas con los precios de mercado. La mayor partedel tiempo son rígidas, inelásticas. La poblacióndebe ser alimentada, lo que determina la demanda de trigo; se acumularáun cierto volumen de capital, lo que determina la demanda de trabajo productivo;el arbitraje entre la prodigalidad y la parsimonia determinará paralos capitalistas y los propietarios de la tierra la demanda de bienes delujo y de trabajo improductivo... En efecto, como hemos visto, la reflexiónde los clásicos se dirige esencialmente hacia las fuerzas que gobiernanel precio natural, los cuales dependen esencialmente de la oferta.

El concepto de demanda extraño al análisis clásicojuega el papel central en el análisis de Marshall. En primerlugar, porque la determinación de los precios de mercado (y no elprecio natural) es uno de los principales problemas de estudio, de modoque la demanda toma un sitio natural al lado de la oferta. de otro lado,porque la demanda se convierte en un concepto general, pertinente parael conjunto de los mercados (productos, factores, bienes y servicios, activosreales y financieros,...)

La concepción marshaliana de los "bienes económicos" queson objeto de una demanda rompe radicalmente con a tradición clásica.Esquemáticamente, podríamos decir que una economíaproduce menos "bienes", "satisfacciones" o "utilidades", que los que losconsumidores buscarán obtener en el mercado. Así, los servicios,igual que los bienes materiales, satisfacen ese criterio. Un "bien económico"es el que se compra en el mercado; su valor es el precio al que se compra.En esta óptica, la distinción bien servicio carece de contenidoanalítico: "a veces se dice que los comerciantes no producen: que,en tanto que el carpintero produce los muebles, el mercader se limita avender lo que ya está producido. Pero esta distinción carecede base científica. Los dos producen utilidades y ninguno de ellospuede hacer más" (p.53). Una consecuencia anexa pero importantese deriva inmediatamente: la antigua distinción clásica entretrabajo productivo e improductivo desaparece. "Si se trata de tomar unnuevo punto de partida, es preferible considerar todo trabajo como productivo,con excepción de aquel trabajo que no consigue el objetivo al quese dirige y que, por ello, no produce utilidad alguna" (p.54-55).

Evidentemente la naturaleza de la demanda va a cambiar. Ya no se tratade una simple cantidad requerida para la satisfacción de una necesidadparticular, sino de una relación que expresa, antes de toda transacciónde mercado, la evolución de las cantidades demandadas de acuerdocon los distintos precios posibles. Es entonces un concepto ex-antey es también una función que puede expresarse en una curva.

Sin duda esta noción se impone ahora con la fuerza de lo evidente;pero no podemos olvidar que al final del período clásicofue una formulación innovadora. Por supuesto las curvas de demandafueron trazadas antes de Marshall por Cournot pero es elprimer autor el que logró el mérito de desarrollar una teoríaen este campo.

La teoría de la demanda de Marshall es esquemáticae incompleta y se concentra en la demanda de un bien, o un grupo de bienes,frente a un entorno vagamente definido. La función de utilidad delindividuo se define como:

u(x) + w(y)

Donde x es el nivel de consumo del bien X, e yes el gasto en todos los demás bienes medido en dinero de poderadquisitivo constante. El cómo se define tal índice y siel precio de x está o no incluido en su cálculo esalgo que no se aclara. Asumiendo la utilidad marginal decreciente del consumodel bien X y del bien Y, podemos deducir el gasto máximoe que el individuo está dispuesto a hacer para asegurarse el consumode x unidades del bien X, cuando dispone de un ingreso total dem para gastar en todos los bienes. Esta función se define implícitamentecomo:

u(x) + w(m-e(x,m))-w(m)=0

Así, puede obtenerse la función inversa de demanda delbien x como:

f(x,m) = ex(x,m)=u´(x)/w´(m-e(x,m))

Puede comprobarse con facilidad que la demanda aumenta con el ingresoy disminuye con el precio del bien X. La demanda de mercado se obtienesimplemente agregando las demandas individuales.

Si los individuos pueden comprar x unidades del bien X al costemonetario total de c(x), entonces, el excedente del consumidor queéste obtiene con la compra es igual a:

s(x,m)=e(x,m)-c(x)

Evidentemente, este excedente se mide en dinero. La ganancia en términosde utilidad está dada por:

b(x,m)=u(x)+w(m-c(x))-w(m)

Si cada unidad puede adquirirse a un precio fijo, p, y si elconsumidor maximiza su bienestar dado p, entonces:

c(x)=x.p = x.f(x,m)=x.ex(x,m)

En consecuencia:

s(x,m)=e(x,m)-xex(x,m)

Esta fórmula es exactamente la misma que obtendríamosal calcular la renta del suelo, en cuyo caso e(x,m) es el productoobtenido de la utilización de una cantidad x de factor variable,al que se le paga por su productividad marginal y m es el equivalente dela cantidad de tierra. Precisamente por esa analogía, Marshallutilizó hasta 1898 el término renta en lugar del, ahora másfamiliar, de excedente del consumidor.

Para Marshall, este caso general resulta de poca utilidad prácticaya que depende demasiado de elementos imposibles de observar en el comportamientoordinario de los individuos. Por eso, formula a continuación uncaso especial que puede ser útil como una aproximación, introduciendoel siguiente supuesto simplificador: admitamos que el bien X espoco importante en el consumo y que, por lo tanto, e(x,m) y c(x)son cantidades despreciables con respecto al gasto total m. En estecaso, es válida la siguiente aproximación:

w(m-z)-w(m) = zw´(m)

Además, la función de demanda puede expresarse como:

f(x,m)=u´(x)/w´(m)

y, el excedente del consumidor como:

s(x,m)=b(x,m)/w´(m)

Así, la función de demanda es proporcional a la utilidadmarginal y el excedente del consumidor al beneficio en términosde utilidad (a b); el factor de proporcionalidad en ambos casoses el recíproco de la utilidad marginal del ingreso (1/w'(m)).Este resultado supone entonces que la utilidad marginal del ingreso esconstante y es fundamental para la teoría de la demanda de Marshally para sus aplicaciones a la economía del bienestar.

Si la utilidad marginal del dinero es constante, el análisisde la demanda se simplifica notablemente. Por ejemplo, cuando un preciobaja, el ingreso real aumenta. La restricción presupuestaria sedesplaza y los gastos pueden aumentar. Entonces, la utilidad del últimofranco gastado disminuye. En la teoría microeconómica estoes denominado efecto renta y analiza la influencia de una variacióndel ingreso sobre el consumo de un bien y sabemos que en el caso de bienesinferiores este es negativo. En la derivación de su curva de demandaMarshalldescarta este efecto renta. Los bienes que él estudia son "de pocaimportancia" de manera que las consecuencias sobre el ingreso real de unavariación del precio son descartables. La utilidad marginal deldinero se puede considerar en estos casos constante. Así es posiblederivar la curva de demanda de un bien en función de su precio.La idea subyacente es que pariendo de una situación de equilibrioU´i/pi = U´m la disminucióndel precio significa que ahora U´i/pi > U´mcomo U´m es constante hace falta una disminuciónde U´i para restablecer el equilibrio. Esta baja se obtieneaumentando el consumo del bien i.

Pero aparte de que este razonamiento supone una utilidad marginal deldinero constante. Todo el análisis se conduce con la hipótesisde independencia de los bienes, de lo que resulta, una función deutilidad aditiva. Así que la demanda del consumo de cada bien puedetratarse con independencia de la demanda de los demás bienes. Marshallsubraya que ciertos bienes son complementarios (sólo pueden utilizarseen conjunto de acuerdo con una relación técnica fija), yotros son sustitutivos (procuran indiferentemente la misma satisfacción).Tener en cuenta todas estas interdependencias lleva necesariamente a otrafunción de utilidad y hace más compleja la determinacióndel óptimo del consumidor. Esa será la perspectiva de Edgeworthen su trabajo del Giornale degli economisti (febrero 1891). A pesarde que Marshall menciona los trabajos de Edgeworth en lasreediciones de sus principios se mantiene en su concepción.Él pensaba que las funciones de utilidad generalizadas "podríantener un gran poder de atracción para los matemáticos" peroañadía "parecen menos adaptadas (que las funciones aditivas)para la representación de la realidad económica diaria" (ApéndiceXII).

La teoría de la demanda planteada arriba parece demasiado restrictiva;aunque parece indispensable generalizarla a un número mayor de bienesMarshallno optó por ese camino, al menos en su obra publicada. Evidentemente,aunque cada bien puede tener una participación muy pequeñay despreciable en el gasto total, el consumo de todos esos bienes si puedeafectar la demanda de los demás y la utilidad marginal del consumo.Los principios de Marshall nos ofrecen entonces una visiónintuitiva del problema de optimización del consumidor, pero no desu traducción en las distintas funciones de demanda.Marshall,prefirió guiarse por objetivos más pragmáticos y estono le impidió admitir, por ejemplo, la existencia de bienes sustitutivoso complementarios, e incluso la excepción de los bienesGiffen,todos ellos incompatibles con la teoría expuesta más arriba.

2.2. La Teoría de la Oferta:

La oferta de bienes nace de la combinación de servicios productivospor parte de las empresas. Podemos establecer una simetría entrela lógica marshaliana de la determinación de la demanda yla de la oferta de servicios productivos. Así como los consumidoresse benefician de la utilidad de los bienes que adquieren los oferentesde servicios productivos soportan desutilidades ligadas a la oferta queproponen, Así como las utilidades crecen a ritmo decreciente lasdesutilidades crecen a ritmo creciente. En suma, la producción implicacostos y sacrificios que en la mayor parte de los casos crecen por unidadproducida medida que la producción aumenta.

A esta idea general de la oferta de servicios productivos debe añadírseleotra. Marshall supone que en principio existe todo un abanico deusos posibles para los factores productivos, El trabajador puede elegirsu empleador, el capital el sector de su empleo. De ello resulta que losdemandantes de servicios productivos compiten por su obtención.Estos servicios irán a quien más les pague y lo haga másrápido y con mayor seguridad. Frente a la utilización alternativa,un principio de sustitución los conducirá naturalmente haciala rentabilidad más alta y más cierta.

La teoría Marshalliana de la empresa tiene dos aspectosprincipales. El primero se refiere al modo en que el empresario combinalos factores de producción. El segundo a los ajustes que puedenefectuarse cuando se modifican las condiciones de mercado. El primero puedetratarse inmediatamente: los empresarios son racionales y tratan de maximizarsus beneficios bajos restricciones. En tanto prevalecen las condicionesde la competencia, crecen de poder sobre los precios de sus productos ysobre las remuneraciones de los factores. De modo que, para un nivel dadode producción, la racionalidad conducirá a elegir el métodomenos costoso de producción. El segundo punto, el de las posiblesrespuestas de una empresa a la modificación de su entorno, es máscomplejo. Es aquí donde Marshall introduce el tiempo distinguiendotres, o cuatro, períodos.

El "período de mercado" es un período tan corto que latotalidad de las ofertas es fijas. La empresa no puede responder a un cambiode la demanda ajustando la oferta; será el precio el que se adapte.Este caso es evidentemente analíticamente el más simple:cuando la oferta fija la cantidad la demanda fija el precio. En el "cortoperíodo", el tamaño y el equipo de las empresas estádado (es decir su capacidad de producción). Sin embargo son posibleslos ajustes de producción, ya que los obreros pueden hacer horassuplementarias o contratar algunos nuevos y comprar las materias primasnecesarias. Estos ajustes factoriales permiten aumentar la produccióncon beneficios cuando crece el precio pero esto se hará sin dudacon costes marginales crecientes. En el "período largo", es la capacidadde producción de la empresa la que es variable. En efecto, si elcrecimiento de la demanda se mantiene, puede ser ventajoso para las empresasel bajar el conjunto de sus costes y aumentar la capacidad. A estos tresperíodos, tradicionales en el análisis Marshallianos,podríamos añadir, apoyándonos en el propio Marshall,un período más largo de tiempo en el que las técnicasde producción se modifican.

A menudo se ha subrayado, y es importante, que estas distinciones temporalesno son de "calendario" si no "funcionales". Aun en el caso general y paraun sector determinado, el horizonte de corto plazo es más próximoque el de largo plazo, las "duraciones" son fundamentalmente diferentesde una rama a la otra, de una empresa a la otra. Este el marco temporalen el que se desarrolla la teoría de la oferta de Marshall.A continuación nos concentramos en el análisis de la ofertade largo plazo.

2.2.1 La teoríade la oferta de largo plazo:

Para Marshall, la producción está organizada porlas empresas, casi siempre negocios familiares, en una permanente pugnapor minimizar sus costes de producción modificando sus métodosde producción de acuerdo con el llamada "principio de sustitución".Este principio en Marshall es muy similar a las leyes de selecciónnatural y de supervivencia de los mejores. Las empresas de Marshallno cuentan con libre acceso a las tecnologías de produccióndisponibles para todos y más bien deben experimentar y probar permanentementedistintas alternativas. La curva de oferta de largo plazo se define, paraMarshall,para un estado general dado de los conocimientos científicos y tecnológicos,pero cada empresa debe explorar el modo de utilizar tales conocimientos.

En general, aunque la distinción no es del todo clara en Marshall,pueden identificarse dos casos extremos de la teoría de la ofertaa largo plazo. Por comodidad podríamos referirnos a ellos como elcaso de la agricultura y el caso de la industria. El primero es mucho másfácil de analizar ya que se trata de un sector en el que los procesosproductivos son relativamente simples, no hay o son mínimas laseconomías internas de escala, los bienes son hom*ogéneos yfáciles de comercializar, etc. El tamaño óptimo dela empresa es pequeño, de modo que existe una elevada competenciay la gestión da poco margen a la innovación de modo que nohacen falta habilidades especiales. A medida que crece el mercado, aumentael número de empresas idénticas o muy similares a las anteriores.

El precio de oferta de largo plazo de cada bien al que el sector puedeabastecer el mercado es justamente el necesario para cubrir los costesde producción en la situación de mínimo coste, demodo que se consiga la adquisición de los insumos productivos necesarios,para inducir la preparación adecuada de los trabajadores que enel futuro remplazarán a los actuales, para sustituir la maquinariay los demás bienes de capital. El precio de la tierra debe tambiénser suficiente para prevenir que esta se destine a usos alternativos, etc.En el largo plazo, a medida que crece la producción el precio tenderáprobablemente a crecer por la necesidad de atraer al sector factores másescasos, como la tierra. Tal tendencia podría ser mitigada por lasustitución de factores y por la existencia de posibles economíasexternas debido al aumento de la eficiencia que se consigue, no dentrode cada empresa, sino por la expansión del sector. Sin economíaso deseconomías externas la renta total generada por el sector seráel área triangular sobre la curva de oferta y bajo la curva de precio.Un resultado que evidentemente no se aplica en presencia de economíasexternas.

Como en el caso de la demanda, la oferta de largo plazo depende delentorno general en el que se desenvuelve el sector; pero, al igual queen la teoría de la demanda, este entorno no es considerado en detallepor Marshall. Simplemente, se asume que los precios estánexpresados en dinero con poder adquisitivo constante, lo que no impideconsiderar la existencia de interrelaciones entre los distintos sectoresque Marshall no desarrolla con una teoría más completa.

El caso de la industria, es muy diferente. Los productos son ahora diferenciados,su comercialización es difícil y las empresas deben construiruna reputación en el mercado que les permita mantener la conexióncon el cliente. También hay, por lo anterior, importantes economíasinternas de escala en la producción y la gestión de las empresasrequiere habilidades especiales y escasas. En su origen las empresas aparecencomo negocios familiares, organizados por un fundador excepcional y, ensu desarrollo posterior pasa por un ciclo vital de crecimiento, consolidación,auge y decaimiento, a medida que el negocio familiar pasa a manos de lasdistintas generaciones de propietarios de la misma familia. Aun en el casode las sociedades anónimas, es muy probable que las empresas madurascaigan en el anquilosamiento y la burocratización. Por todo lo anterior,un sector está formado por una multiplicidad de firmas, de distintotamaño, con bienes diferenciados y en distintas fases de su ciclovital.

La curva de oferta de largo plazo no es una simple relación entreun precio único y las cantidades ofrecidas. El precio a considerares ahora un índice de todos los precios de las distintas empresasdel sector. Por supuesto, este precio debe reunir las característicasdel precio agrícola, garantizando la renovación de todoslos factores productivos. Pero, además de lo anterior, tambiéndebe permitir la renovación constante de unas empresas por otrasy, en equilibrio, mantener la distribución por edades de las empresas.Ahora, en el caso industrial, ninguna de las empresas se encuentra en unasituación de equilibrio estático.

Las nuevas empresas se establecerán siempre que los beneficiosesperados durante todo el ciclo vital justifiquen el coste de oportunidadde la nueva inversión, considerando que en las primeras etapas,mientras la empresa establece su lugar en el mercado, los saldos de explotaciónserán negativos. Por todo esto, Marshall propone el conceptoinnovador de la empresa representativa: una parábola que evita eltener que considerar toda la distribución de empresas diferentesque conforman un sector. Por definición, la curva de oferta de largoplazo representará el coste medio de la empresa representativa.Marshall,estaba convencido de que un observador atento podría identificarcon facilidad la empresa del mercado asimilable a la firma representativa.

El coste medio y el tamaño de la empresa representativa cambiaa medida que crece la producción del sector por dos razones principales.En cuanto mayor sea el sector, es más probable que existan mayoreseconomías externas, disminuyendo el coste de cada empresa particular.En segundo lugar, y más importante, en cuanto mayor sea la demanda,mejores serán las perspectivas para una nueva empresa que deseeconstruir un mercado para su producto y mayor será entonces el tamañoque alcancen las empresas antes de empezar su fase de decaimiento. Porambas razones, lo más probable es que la curva de oferta a largoplazo sea decreciente, a pesar del coste que supone atraer nuevos recursosy talentos escasos para el sector. Las curvas de demanda derivadas de todoslos factores pueden servir para explicar las rentas que estos generan,pero su relación con el excedente total del productor es confusaya que éste, ya no puede ser representado por un área triangulara partir de la curva de oferta de largo plazo.

Lejos de los esquemas simples de competencia atomística y perfecta,esta forma de concebir la oferta de largo plazo es muy próxima aideas posteriores de competencia monopolística, desarrolladas algunasdécadas después por autores de la escuela de Cambridge eincorporadas sólo recientemente en las teorías endógenasdel crecimiento económico. Los bienes son diferenciados y las empresasno son precio aceptantes, ya que cada una de ellas se enfrenta a una curvade demanda decreciente en su mercado particular. Aunque las empresas crezcanrápidamente y puedan aprovechar las crecientes economíasde escala, no podrán vender su producto sin construir lentamenteuna clientela y una reputación en el mercado que permita, a su vez,construir una curva propia de demanda. Todo esto toma un tiempo considerablecomparado con la vida de la empresa aunque, en casos excepcionales, elproceso se consolida rápidamente dando lugar a un monopolio o aun número limitado de empresas que interaccionan estratégicamenteen un mercado.

3. Equilibriode Mercado y Períodos de Análisis:

El intento de Marshall de reconciliar los resultados de la competenciaperfecta con los rendimientos crecientes es complejo y problemático.Su concepto de economías de escala externas a la empresa es sinduda innovador pero su análisis está lejos de ser completo.Marshallestaba convencido que numerosas empresas podrían beneficiarse delas economías internas de escala. En ese contexto, la empresa estámotivada a crecer con una oferta cada vez mayor a precios más bajosy aumentando al mismo tiempo su participación en el mercado. Porello, al menos en principio, es esperable que el mercado termine dominadopor un número limitado de empresas de gran tamaño. Además,la existencia de economías externas, relativas al sector, acentuaráeste proceso de concentración: las grandes empresas estaránen mejores condiciones para beneficiarse de ellos que las pequeñas.

Aceptado lo anterior, resulta que Marshall nos ofrece un conjuntode conceptos que terminan por poner en duda, sino por cuestionar claramente,la existencia de la competencia perfecta. A partir de la teoríade la oferta de largo plazo es legítimo preguntarse si debemos aceptarla imposibilidad de la competencia y resignarnos a la apariciónnecesaria de los monopolios. Además, si hay rendimientos crecientes,qué debemos entender por equilibrio, etc. Marshall rechazalas posibilidades anteriores y encuentra sus razones para ello en su conceptodel ciclo vital de las empresas. Las empresas nacen, crecen, se consolidan,decaen y mueren y, en el curso de tal evolución, se encuentran enla imposibilidad de captar indefinidamente las economías externas.Esta es, para Marshall, una ley casi biológica aunque reconoceque las sociedades anónimas pueden ponerla en duda. La comparaciónque hace Marshall entre la vida de las empresas y el ciclo vitalde los árboles en el bosque es esclarecedora al respecto (Principiosde Economía Política, p.263): en un momento dado, las economíasde escala (internas y externas) de las empresas en pleno crecimiento puedenestar compensadas por los rendimientos decrecientes de la empresas en declive.

Precisamente por ello, es crucial el concepto de empresa representativa:concebida como: "aquella que tiene la existencia normal y el éxitomedio, dirigida con habilidad normal y con acceso normal a las economíasinternas y externas" (p.265) La hipótesis del ciclo vital y su corolario,la empresa representativa, permiten, para Marshall, reconciliarla existencia simultánea de economías internas y externasy del equilibrio competitivo en el largo plazo.

A modo de resumen de la representación de Marshall, puede decirseque la demanda (relacionada con la utilidad) y la oferta (que depende delos costes de producción) determinan los precios, cualquiera quesea el período de análisis: en el mercado corriente, el cortoy el largo plazo. Podría añadirse que la existencia de economíasde escala no impide en el largo plazo la existencia de un equilibrio competitivo.Utilizando la metáfora célebre de Marshall, puede decirseque "las dos hijas de la tijera" participan en la determinaciónde los precios y "resulta conveniente discutir si es la hoja inferior ola superior la que corta el trozo de papel, para saber si el valor estádeterminado por la utilidad o por el coste de producción". Así,"en cuanto más corto sea el período de tiempo que consideremos,mayor atención debemos prestar a la influencia de la demanda sobreel valor y en cuanto más largo sea dicho período, mayor serála influencia del coste de producción sobre el precio.

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