Tras las huellas del gran oso polar en Svalbard (2024)

En los últimos años, las imágenes de osos polares (Ursus maritimus) desorientados, hambrientos y acercándose más de la cuenta a poblaciones habitadas se han incrementado de una manera considerable. La razón de esos desplazamientos hacia el sur es la disminución de hielo ártico que les fuerza a recorrer miles de kilómetros en busca de comida. Es una lucha desesperada por la supervivencia.

Según la World Wildlife Fund (WWF), en el planeta solo quedan unos 20.000 osos polares y, si se mantuviera esta situación de incesante calentamiento global, no existirá ningún ejemplar a finales de siglo. Tal cual.

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Y si se extinguiera el oso polar sería una tragedia total. Un desastre medioambiental. Este mamífero es uno de los pocos vínculos que nos unen a la naturaleza salvaje. Es el mayor depredador terrestre que existe. Se trata de una bestia que puede alcanzar los 2 metros de alto y 3 de largo y puede llegar a los 600 kilos de peso. Vive en las partes más gélidas del planeta, sobre todo en zonas polares de Alaska, Siberia, Canadá, Groenlandia, al norte de Rusia y en el archipiélago de Svalbard, a unos 2.000 kilómetros al norte de Noruega.

Responsables con el entorno

Noruega es uno de los destinos más ecológicosy tiene como objetivo ser neutral en la emisión de carbono en 2050

Uno de los factores que considerar seriamente cuando se viaja –sobre todo en los últimos tiempos– es saber en qué medida el destino al que nos dirigimos es responsable con el entorno. Hay que premiar los lugares que toman medidas contra el cambio climático, y una de las maneras es visitándolo.

Noruega es uno de los países más avanzados en ese aspecto. Entre otras cosas, lidera un modelo de transformación hacia la movilidad 100% eléctrica y tiene como objetivo ser neutral en la emisión de carbono en 2050. Oslo, además, fue designada capital verde europea en 2019 y otras ciudades y regiones por toda la nación llevan años trabajando para reducir su impacto y el de sus visitantes sobre la naturaleza.

Un cambio climático acelerado

El calentamiento en esta región es tres veces más rápida que en el resto del planeta, en Svalbard hay actualmente 20 semanas menos de hielo que en 1979

El archipiélago de Svalbard, en el océano Glacial Ártico, al norte del continente europeo, también cuenta con una certificación como destino sostenible. Y es lógico, el delicado equilibro que sostiene su ecosistema obliga a una regulación estricta y a una lucha constante para evitar el devastador impacto del cambio climático.

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De hecho, el calentamiento en esta región es tres veces más rápida que en el resto del planeta. En Svalbard hay actualmente 20 semanas menos de hielo que en 1979. Las temperaturas del agua de los océanos aumentan sin piedad cada año, lo que provoca que el hielo se derrita y reduzca la superficie que cubre el océano, que, a su vez, restringe el espacio de caza del oso polar. Ya no pueden cazar focas (su manjar predilecto) y se están alimentando de huevos de patos y gaviotas.

Más osos que humanos

Según el censo, hay entre 2.000 y 3.000 de estos bellos plantígrados deambulando por la banquisa polar en busca de focas

Se calcula que en Svalbard, a 1.000 kilómetros de distancia del Polo Norte, hay más osos que humanos. Según el censo, hay entre 2.000 y 3.000 de estos bellos plantígrados deambulando por la banquisa polar en busca de focas. Svalbard es un destino preocupado por su medio ambiente. Ha sido premiado en diversas ocasiones por su sostenibilidad y por su cuidado del entorno: un 65% de su territorio está protegido, con tres reservas naturales, seis parques nacionales y 15 santuarios de aves. Es uno de los últimos refugios del oso polar.

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El archipiélago de Svalbard está formado por varias islas, siendo la isla del Oso, Hopen y Spitsbergen las únicas que están habitadas por el ser humano. En Spitsbergen se halla el mayor asentamiento y Longyearbyen, una ciudad con 1.000 habitantes, es su núcleo y punto de llegada para los visitantes.

Está claro que para aterrizar en el aeropuerto de Longyearbyen, uno de los más septentrionales del mundo, hay que coger primero un vuelo desde España a Oslo o Tromso y luego, desde allí, hasta Svalbard.

El precio final del billete de ida y vuelta puede oscilar entre los 200€ y los 300€, dependiendo de la fecha en la que se viaje y la antelación con la que se haga la reserva. Una vez en el aeropuerto, lo aconsejable es utilizar el autobús hasta la ciudad de Longyearbyen por unos 8€ o un taxi por 16, aproximadamente.

La mejor época para ir

En verano, la temperatura media en el archipiélago de Svalbard ronda los 3º, pero las precipitaciones son escasas

Lo primero que hay que tener claro cuando uno se plantea un viaje de este tipo es en qué momento del año conviene hacerlo. Pues depende de muchas cuestiones: si la prioridad es ir a avistar osos o no, si te interesa ver la aurora boreal o si la idea es básicamente hacer un crucero polar...

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Hay que pensar que Svalbard tiene un clima de tundra, por lo que hace frío todo el año. En verano, la temperatura media ronda los 3º, pero las precipitaciones son escasas. Así que, por pura lógica, lo más recomendable es viajar en verano, entre los meses de mayo y septiembre preferiblemente, durante la época del sol del mediodía y precisamente cuando se produce el deshielo, puesto que los cruceros podrán navegar con mayor facilidad entre las islas.

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Hay que proteger al oso polar como sea. Esa es una máxima en Svalbard. Los osos polares, hay que insistir en ello, están en vías de extinción, en una situación de vulnerabilidad extrema. Para evitarlo, existe una ley internacional de 1973 que prohíbe persecuciones de esta especie. Matar, molestar o dar de comer a un oso polar se considera un acto criminal que puede conllevar la cárcel.

No hay safaris, son avistamientos

Matar, molestar o dar de comer a un oso polar se considera un acto criminal que puede conllevar la cárcel

Cuando llegas a Svalbard, puedes avistar a estos depredadores en cualquier época del año. En invierno, los osos polares se pueden encontrar en todo el archipiélago, pero se alejan hacia el noroeste siguiendo el hielo marino en busca de focas, mientras que en verano, generalmente, se acercan más debido al derretimiento del hielo.

No es fácil saber dónde y cuándo verlos, puesto que suelen cubrir largas distancias cada día y se camuflan muy bien en el entorno. El consejo fundamental es realizar recorridos organizados porque los guías tienen un amplio conocimiento del hábitat y costumbres del oso polar y se ocuparán de tu seguridad sobre el terreno.

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Obligatorio contratar a un guía experto

La ley exige ir armado con un rifle

Es importante remarcar el hecho de que el oso polar es uno de los animales más peligrosos sobre la faz de la Tierra. Si ve su territorio de caza amenazado, ataca sin contemplaciones. Es por esa razón que la ley exige ir armado con un rifle de gran calibre cuando se sale de los núcleos urbanos. Te puedes encontrar un oso en cualquier lado. Por eso es obligatorio contratar a un guía experto, bien desde España o allí mismo.
​De todos modos, cuando uno emprende uno de estos viajes de aventura, hay que tener en cuenta que no siempre es posible avistar un oso. Puedes estar diez días intentándolo y no conseguirlo.

Hay tres maneras principales de ver un oso polar en su hábitat: o en moto de nieve, en un barco pequeño o en un crucero. Los que se hacen en moto de nieve o en barco suelen ser largos recorridos de una jornada y muchos de ellos están enfocados al avistamiento de otros animales salvajes y para aprender todo sobre la flora autóctona y fenómenos naturales como las auroras boreales.

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Para avistar osos polares cómodamente, las expediciones en rompehielos durante los meses de verano –en julio y agosto– son sin lugar a dudas la opción más aconsejable. En general, suelen ocupar una semana y van haciendo paradas en las que se puede desembarcar para hacer caminatas y explorar las zonas en embarcación neumática o en kayak.

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La gran ventaja es que estos buques suelen disponer de un casco reforzado para romper el hielo y eso les permite alcanzar las áreas de movimiento y de caza del oso polar: al norte y al este de Spitsbergen. La estancia es como en cualquier crucero de alta categoría, con todos los servicios y entretenimientos que puedan hacer falta.

Expediciones en rompehielos

Los cruceros suelen durar una semana y van haciendo paradas para hacer caminatas y explorar las zonas en neumáticas o kayaks

Los diversos itinerarios que se organizan normalmente navegan hasta Raudfjord, en la costa oeste de Spitsbergen, donde se levantan glaciares imponentes y está poblado por miles de focas oceladas y aves marinas; luego suelen pasar por la isla de Moffen, en cuyas rocas abundan las colonias de morsas, para acabar en Phippsoya, al norte de las Siete Islas, un rincón del planeta asombrosamente desolado aunque poderoso, ubicado en el paralelo 81º, muy próximo al Polo Norte.

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Pero aunque el máximo objetivo de esta travesía sea avistar un oso polar, hay también ballenas, morsas, focas, zorros polares o aves marinas. Además, en estas expediciones siempre hay conferencias y clases magistrales a bordo sobre geología, volcanes, historia, biología...

Ver un oso polar vivo corriendo sobre el hielo es como un golpe de esperanza al futuro. Asomarse a la proa de uno de estos cruceros y observar cómo uno de estos hermosísimos animales campan a sus anchas en total libertad es un espectáculo que da sentido a la vida. Es el viaje en sí mismo.

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Y es que esta aventura justamente consiste en eso: en rastrear al gran oso polar. Estar alerta en la cubierta, otear con los prismáticos, escuchar cualquier insignificante sonido en el gran paisaje blanco, ver una de sus grandes huellas sobre la nieve... Si no hay neblinas, las vistas desde lo alto del barco suelen ser muy nítidas. Para finalmente avistar al gran oso polar. Majestuoso, indomable, salvaje. Vivo. Avistarlo es una de las emociones más intensas que puede sentir un ser humano. Larga vida al oso polar.

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