Los cuentos como medio de supervivencia para los esclavos : afribuku (2024)

Autora invitada: Zsuzsa Bálint*

Los esclavizados traídos de África fueron utilizados como mano de obra a partir del siglo XVI hasta la abolición de la esclavitud que se dio gradualmente a lo largo del siglo XIX. Su presencia en América trajo consigo una riqueza étnica, cultural y religiosa que ha dado como resultado sociedades multiculturales. El hecho de que estos individuos fueran traídos de manera forzada a distintas partes del continente americano equivalía al abandono físico de su hogar y al desarraigo socio-cultural, sin embargo, las tradiciones propias de estos grupos étnicos, que habían sido transmitidas oralmente de generación en generación, pudieron sobrevivir a esta situación gracias, precisamente, al medio de transmisión.

Los cuentos folclóricos afroamericanos tienen un protagonista recurrente: un pequeño animal caracterizado por la incapacidad física, pero dotado de una inteligencia destacada con la cual es capaz de medirse con los más fuertes, salir de los mayores apuros, sacar provecho de su entorno y tomar venganza sobre las humillaciones provenientes de su tamaño e invalidez físicos. El esclavo negro, al llegar al nuevo continente se veía obligado a adaptarse a las nuevas condiciones y a resistir las múltiples adversidades de la esclavitud. Era desdeñado por su raza habiendo sido despojado de su libertad y expuesto a la servidumbre del amo, el colonizador hombre blanco. Al escuchar las historias se sentía representado por el personaje y conmovido por sus calamidades; así, se dio cuenta de que las tácticas a las que el pequeño animal recurría con el fin de sobrevivir, le podrían ser de gran utilidad a la hora de enfrentarse a la brutalidad de la trata. Los afrocubanos lo llaman Jicotea, la tortuga de aguas dulces, mientras que entre los yorubas nigerianos aparece con el nombre de Ayapá, para los afroamericanos de los Estados Unidos es Brer Rabbit, el conejo bien conocido de los cuentos del tío Remus o, a algunos les suena familiar Anansi, la araña de la tradición oral jamaiquina, por mencionar solo algunas de las representaciones de esta figura llamada también embaucador.

No podemos hacer una exposición exhaustiva de todas las estrategias de supervivencia ya que la misma excedería los límites de este artículo, por lo tanto nos enfocaremos en el uso de la música y la fuerza mágica del canto que le brindan una oportunidad a Jicotea para sobrevivir. Al escuchar la melodía maravillosa y misteriosa los animales de la comunidad pierden su consciencia, se encuentran fuera de sí, caen en un estado degradado exponiéndose a la servidumbre de la tortuga que se aprovecha de la situación generada, logra huir de la muerte segura, se burla de ellos o saca provecho bien material – comida, casa, competición, etc. – o bien simbólico – una superioridad mental, una alta posición en la comunidad, defender sus ideas, etc. El cuento haitiano titulado The singing tortoise[1] narra la historia de cómo se salvó este pequeño animal de la muerte gracias a su cantar: el dueño de la finca, que le ha pillado comiendo sus verduras, está a punto de castigarlo cuando éste empieza su melodía:

Colico Pierre Jean, oh!?

Colico Pierre Jean, oh!?

If I could I would fly, enhé!?

What a tragedy, I have no wings!

(Colico Peirre Jean, oh!

Colico Pierre Jean, oh!

Si pudiera, volaría, enhé!

Qué tragedia que no tenga alas!”)

¿Por qué canta la tortuga? Está en una situación de vida o muerte y empieza a cantar. ¿Canta porque quiere darle explicaciones al dueño acerca de su crimen cometido y de esta manera intenta salvar su pellejo? ¿Canta porque es la única forma de expresar el dolor, el miedo y la desesperación que han invadido su corazón, con lo cual el canto es percibido como una forma de consuelo en un estado atormentado? La canción empieza encabezada por el uso de la interjección “oh”, que nos sugiere la presencia de la tristeza y la desesperación en el tono de su voz. El tercer verso formula una hipótesis: si la tortuga tuviera alas, se escaparía volando. La última enunciación del canto tiene un matiz claramente melancólico y la carencia de estas alas le causa un sentimiento de pánico y dolor profundo. Dicho esto, podemos enunciar que los cantos incorporados en los cuentos folclóricos en momentos de alta concentración emocional funcionan como medios de expresión de los sentimientos más profundos.

El tío Pierre Jean en el momento de escuchar la canción se queda paralizado y hechizado, solo piensa en seguir gozando de la belleza que lo ha poseído, con lo cual le pide a la tortuga que no deje de cantar que de esta manera se salva de un castigo merecido. El haitiano le perdona porque se da cuenta de su singularidad y pretende enriquecerse aprovechándose de él. Conforme avanza el hilo narrativo el cuento prueba que la tortuga no se ha olvidado de su salvación y del haitiano, y devolviéndole el favor viene en su ayuda cuando los compañeros están a punto de matarlo porque piensan que éste les ha engañado y ha mentido sobre tener una tortuga cantadora. En este momento de máxima tensión aparece de nuevo Jicotea y empieza su canturreo sobrecargado de fuerzas transcendentales:

Colico Président, oh!?

Colico Président, oh!?

Uncle Pierre Jean talks too much, enhé!?

Stupidity doesn’t kill a Haitian, it makes him sweat!”

(Colico Presidente, oh!

Colico Presidente, oh!

El tío Pierre Jean habla demasiado, enhé!

La estupidez no mata a un haitiano, le hace más sudar!”)

Las palabras de Pierre Jean que hasta hace poco eran pura mentira se convierten en verdaderas, y las últimas dos estrofas que suenan como una sentencia con su tono humorístico convencen al presidente y salvan al haitiano de la condena definitiva.

La salvación y la victoria de la tortuga simbolizan el triunfo de los antiguos esclavos que gracias a las narraciones encontraron un canal para expresar y liberarse de sus angustias, burlarse y triunfar sobre sus amos, hacer su propia vida más soportable pero, sobre todo, tender un puente imaginario entre la tierra y los orígenes africanos y el nuevo continente americano transmitiendo su tradición oral a las nuevas generaciones.

Éste ha sido meramente un ejemplo seleccionado de la vasta colección de cuentos folklóricos africanos y afrodescendientes; sin embargo, más allá de considerar los cuentos folklóricos de simple entretenimiento, nos puede ayudar a entender la rica función de la tradición oral y haciendo una nueva lectura de ella descubriremos todo lo que nos cuentan sobre la cosmovisión y el alma de los pueblos.

[1] Harold Courlander: A treasury of Afro-American Folklore (1976)

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*Zsuzsa Bálint: Estudiante de la especialización de Estudios Afroamericanos de la maestría en Diversidad Cultural de la Universidad Tres de Febrero de Buenos Aires. Becaria del convenio entre el Ministerio de Educación de Argentina y el Ministerio de Recursos Humanos de Hungría. Investigadora de los cuentos folklóricos afroamericanos y miembro externo de un grupo de antropólogos culturales que lleva más de una década realizando proyectos de investigación en la Cuenca de los Cárpatos sobre la tradición oral y la convivencia multiétnica en distintos pueblos de Hungría, Rumania, Ucrania y Serbia.

Ilustración de Ruth Bañón http://sarababyruth.blogspot.it/

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